Movimientos Literarios en Latinoamérica

En el caribe, surgió la poesía afroantillana del puertorriqueño Luis Palés Matos y del cubano Nicolás Guillén, quienes en sus escritos, recurrieron al humor y a la ironía para abordar temas raciales.

En países como México, Guatemala, Ecuador y Perú surgió una literatura indigenista. El guatemalteco Miguel Ángel Asturias recogió mitos ancestrales de la cultura maya en su novela Hombres de maíz (1949), mientras que el peruano Jose Maria Arguedas retrato la dura condición social y cultural del indígena quechua en Perú, en sus novelas Yawar Fiesta (1942) y Los ríos profundos (1959).

Por otro lado, la naturaleza latinoamericana despertó un nuevo interés hacia los escritores. Obras como La vorágine (1924), del colombiano Jose Eustasio Rivera; Doña Bárbara (1929), del venezolano Rómulo Gallegos; Los Cuentos de la selva (1918), del uruguayo Horacio Quiroga; Y los pasos perdidos (1953), del cubano Alejo Carpentier, exploraron la naturaleza misteriosa del continente.

La producción cultural latinoamericana de la época tuvo una influencia notable en el panorama cultural europeo y estadounidense. Esta vuelta estética a las raíces culturales del continente le ganó una proyección universal al arte latinoamericano. Con la popularización del disco, géneros musicales como el tango argentino, el son cubano y la samba brasileña comenzaron a ponerse de moda en los escenarios de Nueva york, Paris, Madrid, Berlin y otras grandes ciudades.